Una nochevieja diferente

El pasado miércoles 28 de diciembre a las 4:00 horas me desperté para dirigirme al aeropuerto de Barajas, lugar del cual saldría mi primer vuelo del día con dirección Frankfurt a las 5:55 horas.
Volé por primera vez con Lufthansa y fue una buena experiencia. El personal era muy atento y lo que me gustó sobre todo fue que eran puntuales, de hecho en los cuatro vuelos que he tomado estos días siempre hemos llegado en hora al destino.
Una vez en el aeropuerto de Frankfurt, me dirigí a la puerta concreta de la terminal A a la cual me debía dirigir para tomar el vuelo con destino Berlín.
¿Qué era lo que se me había perdido en esa ciudad?, pues bien, lo que quería hacer durante 5 días allí era reflexionar sobre mi vida, encontrarme con otros jóvenes europeos con inquietudes y creencias muy similares a las que yo tengo, reflexionar acerca de la solidaridad que debemos trabajar entre todos y sobre todo, fui a rezar con personas que tienen algo que me une a ellos: el hecho de ser cristiano. No era un encuentro católico como pudo ser la JMJ, sino un encuentro con católicos, ortodoxos, protestantes... y todo esto junto con los hermanos de Taizé.
Según llegué al aeropuerto de Berlín (Tegel), me dirigí al lugar en el que se nos hacía la acogida a los peregrinos españoles y allí me preguntaron sobre la labor que quería realizar en esos días. Así que después de dos intentos fallidos cuando he intentado cantar en el coro, esta vez no he fallado y decidí dedicarme al canto durante el Encuentro Europeo. Los cantos de Taizé me gustan desde hace mucho tiempo, pero más desde la primera vez que fui en agosto de 2009. Así que esta tarea ha sido un gusto para mi.
Desde el lugar de acogida me dirigí a la parroquia en la que se iba a decidir si me iba a acoger alguna familia o si mi destino sería, por el contrario, un polideportivo o un salón parroquial.
Tenía que estar ensayando con el coro a las 14:00 horas de ese mismo día pero a las 13:45 horas estaba todavía llegando a la parroquia de acogida (Die Magdalenenkirche), una parroquia evangelista con feligreses muy acogedores.
Al llegar allí, me dijeron que tenía que elegir a cuál de las actividades que me ofrecían en ese mismo instante iba a querer asistir uno de los siguientes días, así que elegí una charla con una mujer que trabaja como voluntaria en una especie de "teléfono de la esperanza". De esta manera (eligiendo actividad) se formaron los grupos de reflexión que tendríamos en los siguientes días (29, 30 y 31 de diciembre).
En cuanto realicé el proceso de inscripción me dijeron que había sido afortunado y que una familia alemana me iba a recibir bajo su techo. Así que una chica joven me dijo: "recoge tus cosas y vamos a mi casa" y con ella y otros tres chicos franceses me dirigí hasta su casa.
Cuando llegamos a su casa, resultó que ella era toda la familia, es decir, que vivía sola y tuvo el valor de acogernos. A mi parecer fue muy valiente, aunque al final resultó una experiencia genial.
Después de esto nos dirigimos los cinco hacia el Messegelände para cenar allí y posteriormente la oración de la tarde. Fue en esta oración en la que empecé a entrar en la dinámica del encuentro después de un día movido entre aviones, autobuses, metro, paseos y tren.
A partir de este momento y después de haber cantado en el coro (uno diferente al del podcast), empecé a preparar una nochevieja diferente.

Comentarios

Javier ha dicho que…
Hoy he añadido a mi blog en el widget de Blogs favoritos el Podcast de las oraciones de Taizé para que a quien le interese, pueda escucharlas desde su casa como si estuviera allí mismo.